El filósofo alemán Wolfram
Eilenberger da consejos de cómo usar la filosofía para mejorar nuestra realidad
y la de quienes nos rodean
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[...] ¿Cómo podemos aplicar
ideas de la filosofía en la vida cotidiana?
Es importante entender que la
filosofía se trata de la vida cotidiana. No es sólo un estudio académico, es
una manera de entender nuestra propia existencia. Y esto es clave para todos.
Todos tenemos una filosofía, está implícito. No hay forma de vivir una vida
como seres humanos sin tener una filosofía, que encierra ideas muy generales de
quién soy, quiénes son los otros y cómo fueron las acciones en el pasado y cómo
serán en el futuro.
Así que la idea de que la
filosofía se puede aplicar en la vida cotidiana no es tan así, sino que la
filosofía ya está ahí, siempre estuvo con nosotros y solo tenemos que tener en
claro dónde está y cuándo sucede.
- Un ejemplo puede ser una frase muy común: ‘Estoy
seguro que todo estará bien’. ¿Qué significa estar seguro? ¿Cómo sabes que
estás seguro? ¿Existen las razones? ¿Cuáles son las instancias que te
hacen decir que todo estará bien? ¿Hay algún antecedente que funcione como
guía en la historia…?
Así que en estas seis palabras
puedes tener una idea muy general de quién eres, en qué crees, y de qué se
trata lo que dices. En cualquier conversación que tenemos podemos descifrar
esto muy fácilmente.
Los héroes del libro (“Tiempo de
magos: El gran decenio de la filosofía 1919-1929”), cuatro filósofos de los
años 1920, son muy especiales porque para ellos la conexión con la vida
cotidiana, los problemas diarios, las relaciones amorosas, las dificultades
monetarias, estaban muy atadas al desarrollo de sus ideas filosóficas.
Y es por esto que fueron
filósofos en el verdadero sentido, porque para ellos no había separación entre
la ciencia y su propia existencia. Ellos evitaron esa división y reforzaron las
conexiones que son tan importantes para la filosofía.
Usted mencionó en el pasado
que hay un renacimiento de la filosofía. ¿Por qué y qué significa?
La crisis siempre es un buen
momento para la filosofía porque se trata de los conceptos más básicos que
conducen nuestras vidas. Cuando hay confusión, como con el resurgimiento del
populismo, con las inseguridades en torno al medioambiente, ocurre que los
conceptos básicos que creíamos que eran verdaderos parecen tambalear o se
destruyen frente a nuestros ojos. Entonces es un buen momento para la
filosofía.
- Creo que el giro que está protagonizando la
filosofía en la sociedad no ocurre solo en Alemania, también sucede en
Francia, en el mundo anglohablante, y posiblemente en el mundo hispano.
Tiene que ver con el hecho de que la gente entiende que la vida que
tenemos en la actualidad no es sostenible. Hay algo fundamental y es que
tiene que ser repensada nuestra existencia.
Si miramos la historia, desde los
griegos con la democracia en Atenas y Sócrates, a la filosofía de habla
germana, los cambios siempre sucedieron cuando la sociedad estaba en crisis. Y
pienso que aunque suene triste, los tiempos de crisis son buenos tiempos para
la filosofía y creo que vivimos en uno de ellos en la actualidad.
¿Cómo la filosofía puede
ayudar en la crisis?
Puede ayudar de varias maneras.
La filosofía se trata de clarificar conceptos: qué significa libertad, qué es
la justicia, qué es lo que está bien o mal, qué es el alma humana, qué
entendemos de los conceptos que pronunciamos… Esto hace que nuestros pensamientos
sean más claros y una vez que nuestros pensamientos son claros, nuestras
acciones serán claras. Esa es una manera muy concreta de cómo la filosofía
puede ayudar.
También la filosofía tiene esta
hermosa capacidad de que la gente describa al mundo, que tú piensas que ya
conoces, de una manera diferente. Vuele a describir la existencia entera. Y
dices: ‘¡Oh! Nunca lo pensé de ese modo’. Puedes tener perspectivas diferentes
sobre una misma cosa. Entonces eres más libre por tener mayores opciones para lidiar
con ciertos problemas. Lo certero es que la filosofía abre horizontes. Vuelve a
describir el mundo de cómo puede ser y no de cómo es a través de utopías, de
ciertas narrativas de cómo fue historia y la humanidad.
Entonces hay clarificación,
obtención de libertad a través de la descripción, y apertura de nuevos
horizontes. Esa es la buena filosofía.
Usted dijo que “el consumismo
no puede satisfacer a los seres humanos” ¿Qué puede entonces?
No creo que el consumismo haya
alguna vez cumplido la función de satisfacer a los seres humanos. Sabemos que
nuestra felicidad y bienestar no depende de las cosas que podemos comprar o
perder. No es algo que tenga que ver con el dinero. Todo lo que le da verdadero
valor a nuestra vida ciertamente no lo podemos sostener con la mano. No es algo
que podamos producir.
Por ejemplo, enamorarnos no es
algo que podamos hacer, es algo que nos sucede. Si te sientes ‘en casa’ o
‘bien’ no es algo que puedas hacer, es algo que te pasa.
- Entonces no es solo incorrecto sostener que las cosas
que consumimos hacen que nuestra vida sea mejor, algunas veces lo hacen en
pequeñas proporciones, también lo es decir que somos los causantes de
provocar nuestro bienestar.
La idea de que nosotros somos
quienes hacemos nuestra propia vida mejor a través de toma de decisiones
conscientes es una visión muy pobre de cómo estamos en el mundo.
¿Puede cualquiera convertirse
en filósofo? O ¿somos todos filósofos en una cierta manera?
Pensaría que sí. Tú comienzas con
la filosofía con una duda. Generalmente es una duda de todos los días. Y
piensas: ‘¡Oh! Si eso fuese verdad, ¿que significaría para mi vida?’. En ese
sentido, cada conversación que puedas tener con amigos que sea fluida, amplia y
enriquecedora sobre un tema específico puede ser filosófica.
El tema es que tienes que tomar
tus propias preguntas seriamente. Allí es cuando la filosofía comienza. Creo
que mucha gente vive con una cierta pobreza en su propia mente. Tienen
preguntas, pueden formularlas, pero luego las dejan a un lado. No toman sus
propias dudas y preguntas de una manera seria. Una vez que alguien revierte
eso, empieza a hacer filosofía, le guste o no.
¿Algún consejo?
El primer consejo es no tener
miedo a tomar los propios pensamientos seriamente. El segundo es no pensar en
la filosofía como una ciencia para estudiar, sino como una forma de vivir. Y el
tercero es cómo la abordas.
Muchas personas que quieren leer
o saber más de filosofía y compran un libro de (el filósofo alemán) Immanuel
Kant se frustran fácilmente porque es difícil empezar por ahí. Y después está
el camino más corto y compran libros explicando la filosofía de Wittgenstein en 10
minutos…
Creo que un buen comienzo son las
biografías y las cartas de los grandes filósofos que dan una cierta visión de
por qué esos pensamientos eran importantes para ellos, para el medioambiente,
para el tiempo en el que vivieron. Eso es lo que traté de hacer con este libro.
Pienso que hay una especie de
timidez en la filosofía. A la gente le da vergüenza decir que le interesa este
tipo de cosas. No hay razón para ser tímido. Y nadie es muy tonto o superficial
para la filosofía. Las personas no se toman en serio a ellos mismos, tienen que
ser valientes en relación a sus propias preguntas y serios en sus propios
enfoques. Así verán que se generarán nuevos espacios que harán sus vidas y las
de todos mucho mejores.
Este artículo es parte de la
versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y
pensadores que se realiza en esa ciudad colombiana entre el 31
de enero y el 3 de febrero de 2019.
Fuente: La Opinión
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