Por.
Santiago Domínguez Sánchez
Catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la ULE
1.
Si yo tuviera ahora 17 años, que los tuve, le diría a mi padre lo mismo
que le dije entonces: «Tú siempre has querido que estudiara Derecho,
pero, lo siento, voy a estudiar Filosofía y Letras». Han pasado treinta
años, y me sigo alegrando de aquella decisión, no porque las Ciencias
Jurídicas no tengan un gran valor, sino porque también lo tienen las
Humanísticas.
2. Ni hace 30 años ni ahora estudiar Letras era rentable. Ni era ni
sigue siendo productivo en muchos sentidos: poseer una Licenciatura o un
Grado en Letras no genera habitualmente grandes beneficios económicos,
no concede un elevado prestigio social, no lanza a un puesto de trabajo,
y tampoco inclina a estar entre los directivos de las grandes empresas
ni a formar parte de la minoría selecta —entre comillas— que suele regir
la sociedad. Pero también es verdad que otras titulaciones que hasta
hace poco se distinguían por conseguirlo, en la actualidad tampoco lo
hacen.
3. La rentabilidad en la vida tiene otras acepciones y
peculiaridades, que a mí me interesaron entonces, me atraen ahora, y,
estoy seguro, siguen fascinando a millares a chicos de 17 años.
Recordando que he escrito en este artículo ya varias veces la palabra
«treinta», debo decir que escribo «treinta» y no «trenta» —como suele
verse, por ejemplo, en Facebook— porque conozco que este término
proviene del latín «triginta», cuya derivación en castellano es la que
es y no otra. La gramática latina, hoy tan denostada, ordena el
pensamiento, clarifica la mente y ayuda en gran manera a expresarse de
forma correcta y a redactar con claridad. De la misma manera, el estudio
de la lengua y de la literatura actuales –española, inglesa, francesa-
aporta los conocimientos para interpretar todo tipo de textos escritos u
orales, que son el cauce de la transmisión cultural.
4. Estudiar Letras me ha aportado a mí, y lo sigue haciendo a muchos,
un gran conocimiento del ser humano. El conocimiento profundo de la
historia del hombre es imprescindible para comprender la sociedad del
presente, sus circunstancias, sus aciertos, sus fallos e incluso sus
posibilidades de cambio y mejora. ¿Y acaso no es eso útil?
5. Muchos jóvenes, por desgracia, pasan al lado de Santa Sofía de
Estambul, de la Mezquita de Córdoba o de San Pedro de Roma, y miran para
otro lado. A este respecto, no está de más recordar que G.K. Chesterton
decía que la mayor desgracia del hombre era pasar junto a algo grande y
no enterarse. Otros muchos jóvenes, por suerte, sí «se enteran», y
tienen la capacidad de entender el arte como una de las manifestaciones
más profundas y valiosas del alma humana. Pero dicha capacidad la da
sólo el estudio sistemático y reposado de la historia del arte.
6. Saber analizar un paisaje, urbano o rural, también es rentable,
desde todos los puntos de vista. El estudio de la geografía, física y
humana, es clave para poder explicar la diversidad de lugares y
regiones, o para saber relacionar el medio ambiental con las personas
que viven en él, así como con las que allí podrían vivir mejor.
7. Nadie puede dudar de que es productiva la existencia de peritos
que gestionen las bibliotecas, que organicen con criterios óptimos los
archivos históricos y los actuales, que sepan seleccionar las fuentes de
información o que sepan diseñar servicios documentales. Y esos
profesionales se forman en la Facultad de Letras.
8. Si queremos leer en castellano una novela inglesa y poder
admirarnos también de la belleza y elegancia de su traducción
castellana, si queremos viajar y que haya personas que nos ayuden a
interpretar un castillo, un palacio o una catedral, si queremos que los
lugares donde vivimos estén ordenados, si queremos que nos expliquen el
porqué de lo que somos, si queremos discernir lo importante de lo
accesorio, si queremos que futuras generaciones no busquen sólo la
fortuna, sino sobre todo la belleza, la sabiduría, la verdad y el bien,
dejemos a nuestros hijos estudiar Letras.
9. La Consejería de Educación se ha comprometido a mantener para el
próximo curso todos los títulos de la Facultad de Filosofía y Letras.
Para años ulteriores parece que puede haber reformas en el Grado en
Geografía.
10. Estoy seguro de que muchos jóvenes que cursan Bachillerato
tendrán la valentía de estudiar lo que se conoce como «Letras». Las
razones expuestas son de mucho peso, pero, a la edad de 17 ó 18 años,
tanto valor tiene otra razón: «estos estudios me forman como ser humano
completo, me gustan, y los quiero cursar simplemente porque me da la
gana». Sólo las agallas, el arrojo y la entereza de los jóvenes bien
formados de hoy día permitirán que la crisis moral que se vive en
nuestra sociedad sea superada.
Fuente: Diario de León.es
Saludos desde México, quisiera continuar mis estudios de filosofía en Colombia ¿me pueden recomendar alguna universidad? Tengo licenciatura y maestría en filosofía. Mi correo es: leon.ramos.rafael@gmail.com por si alguien me puede responder, gracias de antemano.
ResponderEliminarTres años tarde. Pero no podía avanzar sin antes recomendarte estudiar en la mejor de entre las universidades publicas y privadas de este país: Universidad Nacional de Colombia.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEn Colombia hay buenas universidades, con programas muy distintos entre sí. Por eso, antes de decirte que estudies en una o en otra universidad, creo que te convendría consultar sus planes de estudios o líneas de investigación y así elegir el que más te interese o convenga como profesional. En este enlace encontrarás más información al respecto: http://socolfil.org/enlaces-scf/36-programas-doctorado-en-filosofia-en-colombia.
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