Hernán Camacho
Agencia Prensa Rural
Luego de al menos una docena de encuentros entre los campesinos
agrupados en la Mesa Agropecuaria de Interlocución y Acuerdo (MIA) y el
gobierno nacional, no se llega a acuerdos importantes para superar la
crisis agropecuaria que originó el paro agrario nacional. Los campesinos
advierten que de no existir avances en las negociaciones están
dispuestos a volcarse nuevamente a las carreteras y continuar la
movilización.
El común denominador de las mesas de
conversaciones, instauradas por el gobierno Santos luego de meses de
subestimar la fuerza del paro campesino, es el incumplimiento a los
acuerdos y la dilación. La falta de voluntad política para concretar lo
poco que se ha acordado colmó la paciencia de los campesinos, quienes
elevaron un ultimátum: “O vemos avances o vamos al paro”.
Tres
son las mesas de diálogo instaladas tras el paro nacional agrario y la
movilización de las Dignidades Agropecuarias que entraron en crisis: La
MIA, la Mesa de Acuerdo e Interlocución del Catatumbo y la mesa de
negociaciones con las Dignidades Agropecuarias. En todas el gobierno
repite un libreto bien aprendido para negociar: “Nada se puede hacer si
está fuera de la política de la locomotora agropecuaria”. Política que
justamente fue la causante de las movilizaciones campesinas que pusieron
en jaque al gobierno hace apenas dos meses.
La mesa de diálogo
instalada en Cúcuta, cuyo objetivo es darle solución a la crisis
humanitaria que afecta al Catatumbo, es la única que ha avanzado en
acuerdos, pero genera inconformidad el hecho de no aplicarse de manera
inmediata los acuerdos sobre inversión en proyectos de desarrollo local
para la región. La tensión se encuadra en el argumento que expuso el
gobierno para no avanzar: ley de garantías.
“Necesitamos
respuestas y nos movilizaremos las veces que sea necesario”, explicó
Olga Quintero, vocera de la Asociación Campesina del Catatumbo
(Ascamcat), quien además señaló que al término del año las comunidades
están esperando avances en las negociaciones que hasta ahora han sido
mínimos.
Entre tanto, del pliego de peticiones nacional entregado
por la MIA nacional apenas se ha abordado un punto de los seis
planteados: la sustitución de cultivos ilícitos. VOZ conoció un paquete
propuestas originadas desde la MIA nacional y llevadas a la mesa de
diálogo sin ningún resultado positivo. Se discuten, se reformulan, se
estudian pero las descarta el gobierno nacional por considerarlas fuera
del marco de la política agropecuaria trazada en el Plan Nacional de
Desarrollo.
En medio del ambiente preelectoral el gobierno
nacional juega con candela. El nivel más bajo de popularidad del
presidente Juan Manuel Santos se dio justamente cuando menospreció las
peticiones campesinas y subvaloró el paro agropecuario que se mantuvo a
lo largo de seis semanas en todo el país.
La mofa gubernamental
ante las peticiones campesinas y la respuesta policial violenta llenaron
de solidaridad a quienes desde la ciudad seguían paso a paso los
acontecimientos en las principales carreteras del país.
Los
cacerolazos, las convocatorias inadvertidas para acompañar las
pretensiones campesinas, pusieron en jaque la gobernabilidad del primer
mandatario. A eso se ve abocado de nuevo el presidente, a menos de cinco
meses de la contienda electoral.
“Lo viable sería llegar a unos
acuerdos con los estudiantes movilizados en la MANE, con los campesino
de la MIA y las Dignidades Agropecuarias. Pero por el contrario, cuando
se acude al diálogo y las encuestas mejoran, el gobierno vuelve a la
provocación y a la negación de cualquier solución”, comentó Olga
Quintero, quien además señaló la necesidad de que el gobierno cambie la
estrategia de negociación: “Debe ser inteligente en cumplir con lo
acordado y demostrar su voluntad política en las conversaciones con el
campesinado”.
Por último, los campesinos anunciaron que el12 y 13
de diciembre realizarían un gran encuentro con representantes de todo
el país, para evaluar los avances en las negociaciones y las acciones
que emprenderán para el primer semestre del 2014.
Fuente: Rebelión