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martes, 10 de septiembre de 2013

El dogma del libre comercio

Por: Juan Sebastián López M

Cuando Nouriel Roubini anticipó la catástrofe de las hipotecas subprime, muchos lo desconocieron y lo tildaron de “apocalíptico”. En Colombia, no son pocos los que le han atribuido ese calificativo, entre otros, al Polo y en particular al senador Jorge Robledo, quien con acierto ha explicado las consecuencias negativas de la apertura hacia adentro impuesta con el Consenso de Washington hace ya un cuarto de siglo y cuya fase superior son los actuales Tratados de Libre Comercio.

Resulta inevitable reconocer que las políticas se agotan, sobre todo cuando fracasan. Este es el caso del neoliberalismo, instaurando por el ex presidente Cesar Gaviria y su ex ministro de comercio exterior y hoy presidente, Juan Manuel Santos. Tras más de dos décadas de la política aperturista, Colombia,  además de desmantelar su industria y acabar con el agro como opción de vida, encabeza la lista de los países con los medicamentos, la gasolina y los fertilizantes más caros del mundo. Voces tan autorizadas como Abdón Espinosa, Eduardo Sarmiento, Aurelio Suárez y Cecilia López han diagnosticado las causas de esta situación de crisis del agro y la industria.

Como dijo Nairo Quintana “Es muy triste sacar un bulto de papa a una plaza y ponerse uno a llorar de tristeza porque ni siquiera saca lo de los transportes”. En contra de la evidencia, el gobierno Santos y su ministro Díaz Granados solo atina a decir que seguirán defendiendo el libre comercio y que tranquilos, que nuestro país todavía está muy cerrado y que ya vienen los TLC con Corea, Panamá, China y la Alianza Pacífico. De un dogmatismo que enceguece. Su propia versión de “el tal paro no existe”.

Los desfiles y movilizaciones sociales por todo el país han estado tan presentes y han sido tan notorias que ya parecen cotidianas. Sin duda, el país está cambiando. El modelo económico está en discusión y los campesinos, trabajadores, empresarios nacionales, estudiantes, padres y madres de familia, desempleados, profesionales y casi todo el país se encuentra inconforme con las políticas que se han venido aplicando. Casi, porque excepto un puñado de personas que se beneficia de reemplazar la producción nacional por la extranjera, la gran mayoría sufre las consecuencias del fracasado modelo neoliberal que acaba con el trabajo y el ahorro de los colombianos.

Revertir el neoliberalismo es una necesidad nacional, en paralelo se debe impulsar la producción colombiana, promover el mercado interno, invertir en educación, ciencia, tecnología e innovar para agregar valor y conocimiento a nuestra producción. Afortunadamente los pueblos no se transforman cuando cambian sus dirigentes, sino cuando los pueblos cambian y estos a su vez cambian a sus dirigentes. Ya estamos dando el primer paso.

NO SE ME OLVIDA:

1. Campesinos, obreros agrícolas y empresarios nacionales se ganaron el respeto y la solidaridad de la sociedad colombiana con su heroico Paro Nacional Agrario, ahora el gobierno debe cumplir los acuerdos a los que llegaron.

2. El 11 de Septiembre con una gran marcha de antorchas en todo el país el movimiento estudiantil, en cabeza de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil -MANE-, le contará a Colombia que existe una propuesta alternativa para solucionar la crisis de la educación superior. El 12 de septiembre, los maestros desfilaran en todo el territorio por sus derechos. 11 Y 12 por una educación pública, gratuita y de calidad.

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