Por: José Carlos Bermejo Barrera
¿Adónde
se han ido los profesores?
¿Dónde
están?
¿Por
qué están callados
y
no se escuchan sus voces, sus risas,
ni
siquiera sus susurros?
Ya
no creen en nada los profesores.
No
luchan por nada ni por nadie,
ni
siquiera por sus alumnos.
¿Y
dónde están los estudiantes?
Les
importa tan poco su universidad,
que
ni siquiera se molestarían en quemarla.
Total
¿para qué?, si en el mundo real, al final,
hay
que vivir pisándose los unos a los otros.
Salen
de las bocas de los profesores
miles
de palabras sin sentido, sin significado,
miles
de palabras vacías
en
las que se miran como en un espejo.
Las
estudian, las comentan, las analizan
y
las retuercen torticeramente,
descubriendo
sutilezas imposibles
en
sus comentarios a la nada.
Discuten,
se pelean verbalmente,
pero
siempre están de acuerdo los profesores
en
su respeto a la autoridad.
Admiten
todo, obedecen siempre,
y
buscan un sentido profundo
a
las palabras de quienes cada día se contradicen.
Ya
nadie busca la verdad,
ya
nadie intenta hacer el bien
y
ya nadie admira la belleza.
La
inteligencia es una amenaza
para
los profesores de la mediocridad
y
el resentimiento.
Y
es que la base de su democracia,
el
cemento de su sociedad
es
ahora la ignorancia compartida
ante
la que todos son iguales.
Dicen
muchos profesores:
mi
universidad está muy mal,
y
en ella todo es mentira,
y
ya sólo existen las apariencias.
Y
también dicen que
no
hay nada que hacer
pero
que ellos han sabido organizarse,
y
dicen que lo suyo va bien.
Casi
todos admiran un único valor,
el
valor del dinero.
Y
por eso también admiran a quien lo tiene
y
a quien lo da y lo reparte,
porque
el dinero es la fuente
y
el pantano en el que desagua la autoridad.
Viven
felices y tranquilos muchos profesores
en
sus chalets adosados al borde del abismo,
de
un abismo del que no quieren saber
que
de él nunca nadie ha vuelto.
(Tomado de: La maquinación y el privilegio. El gobierno de las universidades.
Madrid: Akal, 2011, pp. 7-8).
Los profesores no profesan... imparten un saber caduco... y solo parecen tener valor intelectual los profesores universitarios, por el estatus, el sueldo, la investigacion y el conocimiento que imparten, que tambien es cuestionado pero que no trasciende... profesores hay de sobra, aquellos que no quieren llegar al cambio, a la revolucion. Aquellos profesores que se codean con el tan anhelado poder politico, solo para jactarse de sus estandares y sus contactos, pero de cuya lagarteria no sale ni un ápice de bien comun.. aquellos que pudiendo hacer mucho, siguen sin hacer nada, aquellos que dando todo, siguen sin ser nadie.... el mundo esta lleno de ignorancia... el mundo es una bola de oportunistas que deben dejarle el trabajo sucio al profesor...
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