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martes, 26 de mayo de 2020

La pandemia y la vigencia del existencialismo



Pensando la pandemia. El repaso por los textos de varios autores del existencialismo nos permite reflexionar sobre el momento que estamos atravesando.
En 1924 Thomas Mann publica La montaña mágica (Der Zauberberg). La locación: un sanatorio en que la enfermedad no se exhibe como  un déficit biológico sino que recupera una autenticidad primordial que la vida artificiosa y burguesa generalmente enmascaran con sus ritos de impostación y fingimiento. Los enfermos de los nervios, y tuberculosos que habitan en la casa de recuperación son al mismo tiempo índices reveladores del ocaso de los valores burgueses en crisis y exponentes de una sensibilidad incompatible con el universo de la mercancía. La fascinación de Thomas Mann por la enfermedad, su encantamiento con la decadencia de la robusta salud burguesa era al mismo tiempo una fascinación compartida por muchos escritores reaccionarios y proto-fascistas, aunque Thomas Mann estuvo activamente comprometido con el anti-fascismo.
Diecinueve años mas tarde, bajo una Francia ocupada Sartre imagina un territorio igualmente tomado por la enfermedad contagiosa y escribe el guion cinematográficoTifus  (el guion llego a convertirse en film dirigido por  Yves Allégret  y estrenado en 1953 con el nombre de Los orgullosos ) Esta vez no se trata de tuberculosis, no es un bacilo que a través de la inhalación de gotitas de saliva contaminada sume a los exquisitos pacientes del sanatorio de La montaña mágica en un crepúsculo existencial.  Ahora se trata del tifus, que llega por la picadura  de un conjunto de espantosos artrópodos (piojos, pulgas, ácaros y garrapatas) que asedian por los arrabales del mundo. Sartre imagina que el tifus asola Malasia, una colonia bajo protectorado británico. Para Sartre la enfermedad y el contagio ya no permiten ningún tipo de estetización y juegan, en cambio, directamente en un contexto de colonialismo y expoliación económica. Por otra parte, el texto de Sartre no es una novela-mamotreto de más de un kilo y medio como la de Thomas Mann, sino un exiguo y austero guion cinematográfico, escrito, como dijimos, bajo la ocupación y ubicado en una colonia.  La identificación de colonialismo y peste no era casual. Aunque Sartre coloca como escenario a una colonia británica, al elegir el tifus como epidemia estaba seguramente pensando en la Argelia colonial que entre 1941 y 1942 padeció un azote de tifus, en la que 1945 se produce la primera declaración de nación argelina por parte de los partidos independentistas frente a la colonización francesa, y en la que en 1954 estalla finalmente la guerra. También, por su puesto, un gran argelino, Albert Camus, se inspiró en esos mismos acontecimientos para su gran clásico La peste, de 1947. Con todo, si uno vuelve sobre aquel guion cinematográfico podrá observar que la asociación entre epidemia de tifus y colonialismo no llega de ningún modo a constituirse en un alegato anticolonialista clásico y, menos aún, en uno comprometido con las tradiciones políticas de las izquierdas de entonces. Más bien, pesan en el guion los dilemas existenciales unidos a la enfermedad,  una alianza que en la tradición filosófica tiene inicio con  la gran obra La enfermedad mortal, de Søren Kierkegaard. El alejamiento de Sartre del alegato anti-colonialista en su perspectiva clásica se deja ver en el hecho de que en el guion cinematográfico los propios originarios de la colonia, los malayos, pasan a segundo plano y el protagonismo es asumido por dos personajes blancos y europeos: una mujer que apremiada por la pobreza bajo la cuarentena se ve llevada a trabajar en un cabaret y un médico alcohólico que huye de sí mismo y de sus obligaciones de asistencia sanitaria durante la epidemia. Lo interesante en estos dos personajes –y que Sartre maneja como ningún otro– es como la epidemia los obliga a ambos a ponerse en situación de afrontar cuestiones éticas. Y esta posición en Sartre siempre es dilemática y de situación límite. Por ejemplo, el hombre inventa un tráfico de certificados de vacunación que causará incontables muertos, pero que también le reportará un dinero que entregará a su amada para impedir que ésta se arrastre por el fango. Se trata de un acto heroico individual y único que lo redime pero que se hace en detrimento de un conjunto más amplio. También ella se ve confrontada a un dilema ético de características similares: elige cargar en un autobús a un enfermo de tifus necesitado de cuidados aun a riesgo de contagiar a todos los demás viajeros. Pero, acaso, en este sentido,  en los otros textos que Sartre público en aquel año de 1943, obras fundamentales como Las moscas y El Ser y la Nada ¿no se juega también  el mismo dilema de lo indecidible entre el interés particular y el interés colectivo, entre la  salvación propia y la redención social, entre el cuidado del prójimo y la revolución en beneficio de los desconocido?  Todo bajo un indiscernible fondo religioso-protestante y marxista a la vez. La enfermedad y la epidemia, ciertamente,  es un motivo privilegiado para expresar una perspectiva  en el ámbito literario, de Sartre y Camus a Susan Sontag pero también en la tradición de la derecha conservadora con el Pabellón de los Cancerosos de Aleksandr Solzhenitsyn y su denuncia del sistema soviético. Como fuere, y pese al anacronismo de su salida heroica y redentorista Sartre pudo llegar a ver en plena ocupación que el ‘cerco sanitario’ que se impone en la epidemia permanece impertérrito más allá del periodo de cuarentena, que es,  se podría decir, un trascendental que acompaña todas las formaciones sociales de clases.
Artículo original en: https://carasycaretas.org.ar/2020/04/18/la-pandemia-y-la-vigencia-del-existencialismo/?fbclid=IwAR1vvpywOKPpJ7fqh0VC5dJfleDPQD89Ll_7r2iAnwcMMuy8B4AepQN3M48


Las huellas del Bachillerato por Radio

Pensando en la educación a distancia requerida por la presencia del virus Covid 19, cabe recordar que ya tal educación ha tenido sus antecedentes , por ejemplo, en el bachillerato por radio en Colombia, que facilitó el estudio de muchas personas que no podián hacerlo de forma presencial, pero que desapareció desafortunadamente en 2004. El Observatorio Nacional de Colombia hace memoria  compartiendo el siguiente artículo:


Domingo, 10 Mayo, 2020 - 09:11.  Por: Ana María Lara
Foto: Pixabay
En sus 80 años, la Radio Nacional de Colombia ha reunido un significativo número de documentos con los que es posible construir la historia de la emisora y su programación. El Bachillerato por Radio fue un importante capítulo de esta trayectoria. 

El 7 de septiembre de 1977, el periódico El Tiempo dio a conocer las cifras alcanzadas por uno de los proyectos educativos más ambiciosos que ha habido en Colombia. Para ese año y desde que se había puesto en marcha, en 1973, eran 92.500 las personas que se habían matriculado en los distintos departamentos del país.

El Bachillerato por Radio fue una potente experiencia de educación mediada. Partió de una iniciativa del gobierno del presidente Carlos Lleras que durante su mandato expidió el Acuerdo 09 del 8 de junio de 1967. El proyecto logró ponerse en marcha una vez se consolidaron las alianzas institucionales necesarias para que el cubrimiento del programa tuviera un alcance nacional. En septiembre de 1973 se dio inicio al primer curso de prueba. Ese curso hizo evidentes aspectos de tipo técnico, logístico y pedagógico que era necesario mejorar pero que, aún así permitieron vincular un número significativo de estudiantes; en 1974 se calculó que el promedio anual sería de 17.000 estudiantes.
Para el año 1988, luego de 15 años de experiencia, por primera vez recibieron el grado los primeros bachilleres. En los años ochenta el Bachillerato por Radio pudo florecer con fuerza, pues ya había logrado una consolidación operativa que le permitía mayor eficacia en los procesos. Para ello contaba con una infraestructura que aseguraba que en todo el territorio nacional las personas interesadas se inscribieran y adquirieran los materiales de apoyo, que consistían básicamente en módulos impresos, elaborados por docentes. La Caja de Crédito Agrario era el epicentro logístico a nivel local.
Desde la Radio Nacional de Colombia, se producían los contenidos sonoros para apoyar los módulos de las distintas áreas de formación. En general, se buscaba que los locutores fueran lo suficientemente hábiles y cálidos para mantener la atención de los oyentes, que eran a su vez estudiantes. Fernando Gutiérrez Riaño fue una de las muchas voces que en varios momentos ofreció conceptos y orientó actividades para realizar en casa. Entre 1971 a 1976 Gutiérrez Riaño fue director de producción del Bachillerato por Radio.
El público de este espacio educativo se componía, según información publicada en El Tiempo en 1988, de personas con mínimo 14 años de edad. Así mismo, el 80 por ciento eran menores de treinta años, siendo mayoritariamente mujeres, especialmente trabajadores domésticas y amas de casa.
El Bachillerato se prolongó hasta el año 2004 cuando se liquidó el Instituto Nacional de Radio y Televisión. Fue la posibilidad que tuvieron muchos colombianos para acceder a una educación formal. Por fortuna, las huellas de este importante programa fueron quedando en la prensa nacional y en archivos institucionales.
Artículo completo en:
http://awseb-awseb-1p6dt8qcn8n9i-581965165.us-east-1.elb.amazonaws.com/noticia/cultura/las-huellas-del-bachillerato-radio?fbclid=IwAR3V7kf6-6H2NVQDvJGeBLFrYOXlXI9vZjCvUAt6w8DBO_TmOs7WqrHpd3o

El filósofo Markus Gabriel: La ideología de la 'normalidad' a la que se quiere regresar es más peligrosa que el virus



Markus Gabriel cultura inquieta 2
Para el filósofo alemán Markus Gabriel, la cadena infecciosa del capitalismo destruye la naturaleza y atonta a los ciudadanos para convertirlos en meros consumidores y turistas. El pensador llama a impulsar "una nueva Ilustración global" que deje atrás un modelo "suicida".
Markus Gabriel cree que dejaremos de producir como antes y que la crisis de la covid-19 es la antesala de una mayor: la ecológica.
Existe una sensación, que esta vez incluye a intelectuales y al pueblo por igual, de que el nuevo coronavirus de alguna manera está ligado a los excesos y absurdos del capitalismo global y, al mismo tiempo, es un síntoma más de la gran crisis ecológica (el problema que subyace a todo).
Ya sea que el sistema económico neoliberal haya sometido al medioambiente a tal extremo de estrés que el virus ha brincado (vía la llamada zoonosis) como una especie de reacción y que se trate de alguna manera de un escarmiento planetario –bajo la idea, que parece poco científica pero que gana tracción cada día, de que de alguna manera el planeta es un sistema holístico que se autorregula– o, por lo menos, el hecho difícil de debatir de que el virus pone de manifiesto la enorme debilidad e insostenibilidad del capitalismo y la ideología que lo sustenta.
Parece cada vez más claro que en nuestra crisis actual –y en la crisis ecológica subyacente– existe un profundo problema moral.
El filósofo alemán Markus Gabriel (Remagen, Alemania, 1980), una de las estrellas de la filosofía contemporánea, en un artículo publicado en El País y en una entrevista posterior en el mismo medio, ha analizado de manera lúcida el tema de la covid-19 desde la óptica de la filosofía y el pensamiento crítico.
Gabriel nota que el virus pone de manifiesto el hecho de que nuestro orden actual –o el orden previo al virus– era en sí mismo "letal". Con una habilidad (y una miopía) extraordinaria, el ser humano de alguna manera ha logrado evitar afrontar esta realidad. Según Gabriel:
 "El mismo siglo XXI es una pandemia, el resultado de la globalización. Lo único que hace el virus es poner de manifiesto algo que viene de lejos: necesitamos concebir una Ilustración global totalmente nueva. Aquí cabe emplear una expresión de Peter Sloterdijk dándole una nueva interpretación, y afirmar que no necesitamos un comunismo, sino un coinmunismo. Para ello tenemos que vacunarnos contra el veneno mental que nos divide en culturas nacionales, razas, grupos de edad y clases sociales en mutua competencia."
[...]Gabriel cree que la pandemia ilumina la realidad de nuestra inmunidad extendida. "Y es que la pandemia nos afecta a todos; es la demostración de que todos estamos unidos por un cordón invisible, nuestra condición de seres humanos. Ante el virus todos somos, efectivamente, iguales".[...]
Artículo completo  en el siguiente enlace:
https://culturainquieta.com/es/pensamiento/item/16818-el-filosofo-markus-gabriel-la-ideologia-de-la-normalidad-a-la-que-se-quiere-regresar-es-mas-peligrosa-que-el-virus.html