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viernes, 3 de abril de 2020

Filosofía contra el miedo al virus

MARTES, 24/03/2020 - 22:16

Pasada la primera y brutal sacudida de la realidad, la perplejidad empieza a dar paso al debate de ideas sobre qué camino tomará la sociedad occidental que emerja de la pandemia. En este combate filosófico destacan de momento dos púgiles: el surcoreano Byung Chul Han, que advierte de que el éxito de la lucha contra el virus a través de la vigilancia digital generará un capitalismo autoritario de estilo asiático, y el esloveno Slavoj Zizek, que opina que esta crisis supone el fin del capitalismo y abre la puerta al retorno de un comunismo idealizado.

Entre el blanco y negro de estas opciones existe una extensa gama de grises, que va desde los pensadores que aseguran que todo cambiará a los que apuestan que todo seguirá más o menos igual. También hay posiciones que, no por menos difundidas, resultan menos valiosas. Es el caso de Josep Maria Esquirol que, en coherencia con su popular ensayo 'La resistencia íntima', prefiere el recogimiento y “no hablar demasiado”

Aunque, como afirma Daniel Innerarity, en momentos de desesperación la sociedad recurre a los filósofos, lo cierto es que el primero en plantear ampliamente la cuestión de ¿y ahora qué? (y no solo su opinión) ha sido un historiador. En un artículo publicado por el 'Financial Times' que se ha convertido en viral, el israelí Yuval Noah Harari ha escrito que “las decisiones que tomen los gobiernos en las próximas semanas cambiarán el mundo para siempre”. 

El autor del superventas 'Sapiens' afirma que nos encontramos ante dos elecciones posibles: “la primera es entre la vigilancia digital totalitaria (en la línea que denuncia Byung Chul Han) y el empoderamiento ciudadano” y la segunda “entre el aislamiento nacionalista y la solidaridad global” (línea Slavoj Zizek). 

¿Habrá un 'poscovid'?

Josep Ramoneda se muestra prudente: “Está claro que esto es el fin de un ciclo pero ¿habrá realmente un 'poscovid'? –reflexiona el exdirector del Centre de Cultura Contemporància de Barcelona--. Yo no me atrevo a decirlo aún. En nuestros sistemas de poder existe la tendencia a intentar pasar página como si no hubiera pasado nada, pero también es verdad que los grandes cambios de la humanidad se han hecho con  guerras, crisis económicasy epidemias”.

A Ramoneda le preocupa el prestigio de las soluciones autoritarias y que el miedo lleve a los ciudadanos a aceptar cosas que antes se considerarían inaceptables. “Se había reducido a la sociedad a una suma de individuos y solo nos han vuelto a juntar frente a una amenaza de muerte –apunta--. Pero, paradójicamente, para juntarnos nos han separado, obligándonos a dejarnos de tocar, que es parte de nuestra esencia”. Frente a esta paradoja, Ramoneda evita hacer vaticinios sobre futuras movilizaciones populares.

Por su parte, Victòria Camps destaca que de esta crisis “deberíamos extraer una lección de humildad”, pero teme que este aprendizaje pueda caer en el olvido en cuanto el país se recupere. Para la filósofa, Premio Nacional de Ensayo 2012, es especialmente importante analizar la experiencia del confinamiento.

“De golpe nos hemos encontrado ante una limitación de la libertad impensable hace unas semanas –afirma--. Lo aceptamos porque tenemos miedo al contagio, el nuestro y el de los demás. Nos hemos vuelto disciplinados y obedientes, en parte por coacción, pero también porque entendemos que tenemos que cuidarnos. La cultura individualista ha quedado aparcada por el bien común y a causa de la incertidumbre estamos recuperando la confianza en el estado y el gobierno porque necesitamos alguien que nos diga qué tenemos que hacer”.

La madre de todas las crisis

Sin embargo, ni siquiera la madre de todas las crisis ha logrado frenar del todo el ritmo frenético de la sociedad para pararse a pensar. Pese a todo el dolor y el horror, muchas personas siguen trabajando, yendo a clase, haciendo exámenes, consumiendo cultura y quedando con los amigos en línea, profundizando en esa sensación de perplejidad.

“La digilitación elimina la realidad”, escribe Byung Chul Han. En este contexto ha tenido mucho eco un tuit escrito por Santiago Alba Rico: “Esta sensación de irrealidad se debe al hecho de que por primera vez nos está ocurriendo algo real. Es decir, nos está ocurriendo algo a todos juntos y al mismo tiempo. Aprovechemos la oportunidad”.

Naomi Klein no es filósofa pero a la autora de 'La doctrina del shock' se le reserva un lugar preeminente en este debate.  Ella fue de las primeras en aportar su visión: “Esta crisis, como las anteriores, podría ser el catalizador para que toda la ayuda caiga en los intereses de los más ricos, incluyendo los responsables de esta crisis, mientras que las familias pierden sus ahorros y los pequeños negocios cierran”.

Aún más pesimista se ha manifestado la también norteamericana Judit Butler que, ciñéndose al escenario de su país, prevé para el próximo año “un doloroso escenario en el que algunos seres humanos impondrán su derecho a vivir a expensas de otros”.

Volviendo al combate entre Han y Zizek, el esloveno (autor del ensayo 'Sobre la violencia' y conocido por no morderse la lengua) coincide con Butler: “¿Nos estamos preparando para aplicar la lógica más brutal de la supervivencia del más fuerte? –escribe--. La elección está entre esto o un tipo de comunismo reinventado […] Se acabó lo de ‘América (o quien sea) primero!’. América solo puede ser salvada a través de la colaboración global”.

Ante la mención del “comunismo”, aunque sea un sentido de comunitarismo global, Han ha saltado como un resorte y ha escrito en 'El País' que, lejos de ser la tumba del capitalismo, la pandemia será el altavoz del éxito del modelo chino y, junto a la inteligencia artificial, provocará una nueva mutación del capitalismo.

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